lunes, 31 de marzo de 2008

Cuando el ángel vino a María...

Lucas 1, 26-38. Solemnidad de la Anunciación. Cristo solamente pide de vosotros, como pidió de María, un confiado "hágase en mi según tu palabra".

Lucas 1, 26-38 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.

Reflexión

Cuando el ángel vino a María en la Anunciación buscaba a la elegida y amada de Dios para realizar la redención del hombre por el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en nuestra carne mortal. Entonces como ahora descubrimos con asombro el hecho de que Dios nos ha elegido para realizar la misión divina de encarnar a Cristo y de darle a las almas. Frente a esta misión quizás sintáis el temor de comprometeros en tan gran responsabilidad, mas Él os conforta con estas palabras: "No temas, porque has hallado gracia a los ojos de Dios". El Señor no os pide poder, inteligencia, ingenio...en los cuales el mundo funda su seguridad; Él se encarga de todo eso. Cristo solamente pide de vosotros, como pidió de María, un confiado "hágase en mi según tu palabra". Y entonces el que es todopoderoso también hará grandes cosas en vosotros, bajo la guía del Espíritu Santo. La Anunciación del ángel a María es uno de los misterios más contemplados y meditados por los cristianos. Se explica porque en él se encierran tanto el amor de Dios a María (y en ella a todos los hombres) como el amor de María (y con ella de todos los hombres) a Dios Nuestro Señor. Llamada y respuesta, revelación y acogida, elección y responsabilidad, misión y compromiso. Cuando el ángel... Vivir es ser llamada y amada por alguien para algo...para una misión. Todo hombre y toda mujer nacen para...Nacen en el corazón de Dios para realizar su plan eterno, y su camino por la vida debería ser un sueño de Dios realizado en la historia. La llamada es segura, cierta, constante. ¿Y la respuesta? ¡Respuestas fieles, bendecidas por Dios! ¡Respuestas frustradas, condenadas a la esterilidad! ¡Respuestas a medias, tibias y mezquinas, arrellenadas en la propia comodidad! ¿Cuál es tu respuesta? ¿Cuál quieres que sea tu respuesta? Quizá sintáis temor. El temor es algo natural ante lo que nos sobrepasa, ante lo que escapa a nuestro control y nos remite a un mundo y a una fuerza superiores. A los hombres nos da miedo comprometer el futuro, sin pasar tarjeta de crédito y de aseguración. Nos da miedo hipotecar nuestra persona a causa del Evangelio, sin otra garantía que la voz misteriosa de una llamada y de una elección. También María, la elegida y predilecta de Dios, se turbó, sintió el cosquilleo del miedo. Pero a ella el miedo no la inhibió ni paralizó su búsqueda de lo que Dios quería. Sólo un confiado ´hágase´. Ante el llamado y la acción de Dios en nuestras vidas, nos vienen a la mente con la velocidad del rayo preguntas y preguntas: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Para qué? El Señor no nos pide preguntas, aunque tampoco las rechaza. Para el Señor lo más importante no son las preguntas, sino las respuestas. Nos pide sólo una respuesta libre, amorosa, consciente, generosa. No nos pide lo que no podemos darle, más bien nos da lo que nos pide, y además sin pasar factura. Nuestro ´hágase´, como María, lo hemos de pronunciar bajo la guía del Espíritu Santo, verdadero timonel de tu barca en el mar de la vida, Maestro interior que enseña sabiduría divina, y acompaña y ayuda a vivir lo que enseña. Vivir mi ´fiat´, mi ´hágase´ de cada día con sencillez de corazón, pero con voluntad decidida y generosa, sin frenos de miedo o de pusilanimidad.

Autor: P. Antonio Izquierdo, P. Florian Rodero Fuente: Catholic.net