sábado, 2 de agosto de 2008

¿No es el hijo del carpintero?

Mateo 13,54-58.
y, al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de
tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían,
esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?
¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y
no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas?
¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá
todo esto?".
Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: "Un
profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia".
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.


Comentario del Evangelio por San Hilario (hacia 315-367), obispo de Poitiers, doctor de la Iglesia

«¿No es el hijo del carpintero?'... Y no hizo allí muchos milagros porque les faltaba fe.»

Por muy largo que sea el tiempo en que gozaré del aliento de vida que
tú me has concedido, Padre santo, Dios todopoderoso, te proclamaré Dios
eterno, pero también Padre eterno. Jamás me pondré como juez de tu
omnipotencia y de tus misterios; jamás haré pasar mi conocimiento limitado
por encima de la verdadera noción de tu infinitud; jamás afirmaré que en
otro tiempo tú has existido sin tu Sabiduría, tu Poder y tu Verbo, Dios, el
Único engendrado, mi Señor Jesucristo. Porque si el lenguaje humano es
débil e imperfecto hablando de ti, no encogerá mi espíritu hasta el punto
de reducir mi fe al silencio, por muy faltado que esté de palabras capaces
de expresar el misterio de tu ser... En las mismas realidades de la
naturaleza hay muchas cosas de las cuales no conocemos la causa, sin
ignorar, sin embargo, los efectos. Y cuando por nuestra propia naturaleza
no sabemos qué decir de las cosas, nuestra fe se tiñe de adoración. Si
contemplo el movimiento de las estrellas..., el flujo y reflujo del mar...,
el poder escondido en la más pequeña de las semillas..., mi ignorancia me
ayuda a contemplar, porque si no comprendo a esta naturaleza que está a mi
servicio, discierno tu bondad por el mero hecho de que está ahí para
servirme. Yo mismo percibo que no me conozco, pero por eso mismo te admiro
todavía más... Me has dado el poder razonar y la vida y mis sentidos de
hombre que me hacen gozar tanto, pero no llego a comprender cuál ha sido mi
principio como hombre. Es pues no conociendo lo que me envuelve que
capto lo que tú eres; y percibiendo lo que eres, te adoro. Por eso mismo,
tratándose de tus misterios, el hecho de no comprenderlos no hace que
decrezca mi fe en tu omnipotencia... El nacimiento de tu Hijo eterno
sobrepasa a la misma noción de eternidad, es anterior a los tiempos
eternos. Antes de que nada existiera por ti, Dios Padre, el Hijo salía de
ti; es verdadero Dios... Jamás tu has existido sin él... Tú eres el Padre
eterno de tu Hijo Engendrado antes de los tiempos eternos.

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